Como siempre, cada viernes él despierta su corazón.
Y detiene el mundo entero para verla.
Como siempre en la tiendita de la esquina esta la flor.
Que él sabe que ha nacido para ella...
Mientras va por el camino de su casa al amor, él revisa varias veces su bolsillo.
Él ya sabe exactamente qué es lo que va a decir.
Y en su mano aprieta fuerte el anillo.
Quiero amarte y cuidarte por el resto de mi vida.
Besarte, hasta que duela, el corazón.
Quiero caminar contigo, nunca más decirte adiós.
Y que el tiempo no pase jamás...
Como siempre él toca el timbre, y ella sonríe al ver la flor.
Pero siente que esta vez es diferente.
Con la voz quebrada y de rodillas toma su mano fuerte y en lágrimas le jura para siempre.
Quiero amarte y cuidarte por el resto de mi vida.
Besarte, hasta que duela, el corazón.
Quiero caminar contigo, nunca más decirte adiós.
Y que el tiempo no pase jamás...
Quiero caminar contigo, nunca más decirte adiós.
Y que el tiempo no pase jamás...
Como siempre, ellos hablan del anillo y de la flor.
Han pasado muchos años y, aunque ha pasado tanto tiempo, el amor nunca pasó...